ver más productos
No se encontraron productos.

Importancia ecológica del polen en jardinería

Fecha:18/01/2014 por

Existen ácaros depredadores que son carnívoros obligados y necesitan ingerir presa viva para sobrevivir. Es el caso del ácaro más vendido del mundo, el phytoseiulus persimilis, que cuando acaba con la araña roja se vuelve caníbal y se autoextingue.

Pero existen un amplio grupo de ácaros depredadores pertenecientes a la familia Phytoseiidae que tienen la facultad de utilizar otros recursos alimenticios alternativos de origen vegetal en caso de ausencia de presa.  Pueden alimentarse de néctar y de granos de polen.  Dependiendo del tipo de polen y sus propiedades nutritivas, algunas especies pueden incluso completar su ciclo vital sin necesidad de consumir jamás una sola presa viva. 

El control biológico en jardinería, hoy día, se ha convertido en una versión mal adaptada del protocolo de trabajo de los cultivos forzados bajo plástico.   Realmente aún no hay producción de depredadores específicos para plagas propias del jardín sino que las grandes biofábricas producen exclusivamente auxiliares para los cultivos protegidos en base a su mayor rentabilidad económica. Las sueltas al aire libre de estos enemigos naturales que se comercializan para los invernaderos pueden dar buenos resultados en la ciudad sobre las plagas polífagas (pulgones, araña roja)  pero hay que considerar que la capacidad para regular los parámetros ambientales en una ciudad es casi nula. Por eso, se obtienen resultados más discutibles con las plagas de trips, mosca blanca, cochinilla o minador. Con el tiempo, y debido a las excelentes expectativas de mercado hortofrutícola del levante peninsular, algunos de los depredadores y parasitoides generalistas que comprábamos en Europa se han ido sustituyendo por especies autóctonas más adaptadas a nuestro clima (Orius laevigatus, Eretmocerus mundus, Nesidiocoris tenuis). Y  probando, probando, algunos jardineros han conseguido resultados casi milagrosos en el control de plagas que no son propias de los invernaderos.  Por ejemplo, dos de las principales plagas que afectan al Ficus nítida de las ciudades costeras de España, psyla (Macrohomotoma gladiata) y trips (Gynoikothrips ficorum),  ya tienen solución posible gracias a dos chinches muy usadas en agricultura: Anthocoris nemoralis y Orius laevigatus respectivamente.   Ahora, con el cambio de normativa y también de mentalidad, el futuro del control biológico empieza a despegar y se abre todo un mundo de nuevas posibilidades en el manejo de artrópodos auxiliares como herramienta fundamental en los programas de control integrado de la jardinería pública.

Pero el enfoque del control biológico en jardinería no debe ir por este camino de prueba y ensayo con el diminuto catálogo de auxiliares que nos ofrece hoy día el mercado. La inoculación de un depredador por cada plaga, salvo en casos de comprobada eficacia, es un derroche económico.  El futuro del control biológico en la jardinería pasa por  no considerar de manera individual cada especie vegetal con sus posibles plagas sino interpretando todo el jardín como un único ecosistema en el que tenemos que ir introduciendo mecanismos de compensanción para conseguir que funcione de una manera más o menos estable  (control biológico por conservación).  Y en este aspecto, el polen es un excelente elemento compensador. 

Francisco Ferragut (y otros) en su libro “ácaros depredadores en las plantas cultivadas” ha muestreado los ácaros fitoseidos de España y ha listado casi 60 especies potencialmente beneficiosas. Seguro que habrá más.  Esto quiere decir que en todos las ciudades existe un interesante catálogo de especies diferentes de ácaros depredadores  cuya variedad y abundancia dependerá de las condiciones climáticas y del trato que le hayamos dispensado en nuestra forma de llevar los programas de sanidad vegetal. Muchas de estas especies han sido encontradas en la flora adventicia y en la vegetación de lindero donde depredan fitófagos y encuentran el polen que necesitan.

Otros estudios han relacionado la presencia y la capacidad de establecimiento de las chinches depredadoras en un determinado cultivo en función de si éste le ofrece o no un recurso alimenticio extra a base de néctar o polen. Algunas incluso no pueden sobrevivir sin este suplemento proteínico.  

Este curioso hábito alimenticio y adaptivo (en el que normalmente prevalece su apetito carnívoro) es común a ambos grupos de importantes depredadores y debemos canalizarlo en nuestro propio beneficio. Los jardineros y agricultores tenemos un potencial enorme en estos ácaros autóctonos tan cercanos que gratuitamente se prestarían a ayudarnos si les ofrecemos alimento y les dispensamos un trato correcto. La mala hierba que invade nuestro jardín puede ser un vehículo de entrada y expansión de los ácaros y chinches depredadores. En las malas hierbas se refugia mucha fauna beneficiosa por lo que, a veces, es conveniente realizar escardas selectivas dejando intencionadamente algunas que puedan sernos útiles. Por ejemplo, si dejamos algunas olivardas (Ditrichia viscosa) en una bordura de aromáticas, tendremos controlado el pulgón gracias a la chinche Macrolophus caliginosus refugiado en ellas y capaz de sobrevivir en su planta hospedadora en ausencia de plaga (ver video).  La cubierta vegetal de oxalis pes-caprae (vinagreta) que muchos citricultores levantinos dejan a propósito bajo sus árboles les aporta muchos beneficios, uno de los cuales es que gracias al polen de sus flores se hospeda el ácaro depredador Euseius estipulatus, principal depredador del ácaro rojo de los cítricos (Panonychus citri).

Otro gran grupo de grandes consumidores de polen son las moscas sírphidas (moscas cernidoras o moscas de las flores). En estado adulto facilitan la polinización de los cultivos pero en su fase larvaria son estrictamente carnívoras alimentándose principalmente de pulgones. Su capacidad de vuelo les permite llegar fácilmente a nuevos hábitat pero para ello es preciso que las hembras encuentren polen para reproducirse. Existe una relación directa entre plantas con polen y control biológico de pulgones. Es muy recomendable intercalar plantas de flor en las líneas de cultivo para atraer a los sírfidos y establecer colonias estables que mantengan el pulgón a raya.  Una stephanotis atacada seriamente de pulgón (Aphis nerii) empieza a recuperarse rápidamente en el momento que empieza a florecer. Los sírfidos encuentran ahí el paraíso, alimento para el adulto y alimento para las larvas. Existen numrosas plantas insectarias que podemos plantar dentro o en los márgenes de nuestro jardín (Achillea, Borago, Coriandrum, fagopyrum, Foeniculum, etc). El aliso marítimo es una planta excelente para atraer a Epysirphus balteatus, díptero autóctono omnipresente en nuestros huertos y jardines.

En los jardines clásicos donde predominan los setos recortados, debemos introducir parterres de flor (lirios, rosales, etc) para facilitar el establecimiento de los ácaros, dípteros y chinches depredadores. Por fortuna, suele tener presencia un importante dispensador de polen que a mí me encanta, el ciprés.

 Los paisajistas debe incluir en sus proyectos, como una estrategia más de control natural de plagas,  un adecuado diseño del jardín que estratifique y solape en el tiempo las distintas floraciones de árboles y arbustos que lo componen favoreciendo así el correcto establecimiento de las poblaciones de auxiliares.  En este aspecto, el jardín inglés es el más estable desde el punto de vista fitopatológico pues la biodiversidad implica más recursos para absorber y contrarrestar los posibles desequilibrios.   Pero esto no suele ocurrir en los diseños de la jardinería moderna donde es frecuente encontrar grandes masas monoespecíficas de arbustivas para conseguir un gran efecto de color concentrando la floración en una determinada época lo que origina una carencia de flor durante el resto del año. Conozco arquitectos cuyo jardín ideal es un vivero y diseñan jardines muy estéticos pero que funcionalmente se comportan como cultivos agrícolas continuamente amenazados por los insectos plaga.  En estos casos es muy importante  habilitar puntos para la reposición periódica de vivaces.

Cuando por una u otra causa, tenemos plaga y no podemos ayudarnos en la floración, existe el recurso de aportar polen extra que recojamos nosotros mismos o adquiramos a buen precio. El polen de nuestras aneas (Typha latifolia, T. dominguensis y T. angustifolia), los pinos, el ciprés o la palmera canaria les encanta y es relativamente económico de conseguir por su carácter anemófilo. Está estudiado que todos estos depredadores admiten un rango amplio de pólenes.

Partiendo de este hecho, podemos también aportar polen adicional a nuestro cultivo hortícola. Se adiciona polen cuando se introducen los ácaros depredadores Amblyseius swirskii, A. cucumeris y A. californicus.  Podemos soltar ácaros y polen de una manera temprana para que se establezca una colonia fuerte y podamos luchar contra las plagas de manera preventiva. También podemos utilizar polen cuando la plaga esté casi totalmente controlada para mantener los ácaros operativos en caso de posibles reinfecciones evitándonos así tener que hacer inoculaciones sucesivas. En casos de afecciones endémicas donde existe un programa de reintroducciones periódicas, la suelta de polen nos permite distanciar las sueltas ahorrando costes. Una alternativa a la suelta de polen es la introducción de plantas que producen abundante flor de manera continuada. Es el caso de las variedades de guindillas ornamentales que algunos agricultores introducen como excelentes plantas hospedadoras de ácaros fitoseidos.

Deja tu comentario
Deja su comentario

Menú