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Control integrado de la cochinilla de la bougainvillea

Fecha:04/11/2015 por

La cochinilla de la bougainvillea, Phenacoccus peruvianus (Hemiptera: Pseudococcidae),  es un cotonet invasor de origen sudamericano (Argentina y Perú). Apareció en Europa por primera vez en Almería en el año 1999.  Hoy día está extendida por toda la franja mediterránea desde Portugal hasta Francia incluidas las Islas Baleares. Aunque siente especial predilección por la bougainvillea (Nyctaginaceae), Phenacoccus peruvianus es una especie polífaga que también ataca a muchas otras plantas ornamentales como las  Acanthaceas (Justicia), Amaranthaceas (Alternanthera), Asclepiadaceae (Araujia), Asteraceae (Baccharis, Eupatorium), Aucubaceae (Aucuba), Myoporaceas (Myoporum),  Scrophulariaceas (Budleja), Solanaceas (Cestrum, Solanum).

 Es en primavera y verano cuando más se hace notar disminuyendo su presencia a medida que bajan las temperaturas. En la planta se distribuye igualmente por ramas, hojas y brácteas de manera agregada. La succión de savia, la excreción de melaza y el ennegrecimiento posterior provocado por  la fumagina provocan debilidad fisiológica, problemas de insalubridad y efectos antiestéticos.

 Para el control de esta plaga queda descartado el uso de fitosanitarios  por razones legales. En agricultura solo está autorizado el empleo del sistémico spirotetramat, no así en jardinería pública. Si cruzamos los listados de materias activas autorizadas por el MAGRAMA para el tratamiento de la cochinilla (no viene específicamente indicada esta especie por lo que debemos elegir las denominaciones genéricas “Cochinilla harinosa” o “Cotonet”) y aquellas otras autorizadas para su uso en Parques y Jardines no obtenemos resultados posibles.  

La estrategia de control integrado de plagas en zonas verdes, conforme a la nueva normativa vigente sobre uso sostenible de fitosanitarios, establece que prevalecerán las técnicas basadas en el residuo cero y  en el caso de la cochinilla de la bougainvillea pasa por la adopción de medidas culturales y por la implantación de técnicas de control biológico.

 Las cochinillas algodonosas proliferan más en las plantas excesivamente abonadas así como en condiciones de escasez de luz solar directa y poca ventilación por lo que sus cuidados culturales deben procurar no abusar de los abonos nitrogenados y realizar podas periódicas de aclarado de copa.

 La mejor estrategia, como siempre, es prevenir. Si la plaga se ha apoderado de la planta puede ser conveniente realizar una poda drástica eliminando todo el follaje afectado  (respetando su estructura) para propiciar una brotación nueva y limpia aunque esto suponga la pérdida completa de su floración por unas semanas.

 La lucha biológica contra esta plaga ofrece excelentes perspectivas. Antes de nada, es indispensable controlar a su benefactor y principal agente dispersor, las hormigas. Existe una relación comensalista entre ambos insectos de manera que la hormiga protege a la cochinilla de sus potenciales enemigos a cambio del alimento azucarado que le proporcionan sus excreciones azucaradas. Su agresividad hace difícil la instalación de los depredadores por lo que es imprescindible controlar su acceso a la planta. La base del tronco de cada bougainvillea la untaremos con pegamento ecológico o pondremos trampas de barrera para evitar que asciendan libremente. Para mantener sus niveles poblacionales bajos, pulverizaremos piretrinas naturales directamente sobre ellas y sus hormigueros.  Al mismo tiempo debemos aislar las bougainvilleas de las plantas vecinas mediante poda de contención periódica para evitar que accedan por arriba.

 

 

El control biológico se aborda desde dos estrategias complementarias:

 Control biológico conservativo. Consiste en establecer las condiciones ideales para que aparezcan y se establezcan por si mismos sus enemigos naturales. En los jardines donde no se hayan aplicado químicos, y más aún en aquellos que ofrezcan valores altos de biodiversidad, empezarán pronto a aparecer parasitoides y depredadores de esta cochinilla. Tenemos la suerte de disponer de la avispa autóctona (de origen paleártico) Leptomastix epona que es bastante eficaz si bien ha aparecido otro encírtido similar de origen desconocido, Acerophagus sp., que está desplazando a la primera. Hoy día es el parasitoide más efectivo pues se reproduce por partenogénesis (sin necesidad de macho) y el adulto se alimenta tanto de las excreciones de melaza como del néctar de sus flores. Gracias a esta avispa, los niveles poblacionales de la cochinilla en muchas localidades son relativamente bajos.  Entre los depredadores autóctonos que se alimentan de esta cochinilla tenemos chinches piratas (Anthocoridae), algunas mariquitas (Coccinellidae), larvas de mosquitos (Cecidomidae) y moscas plateadas (Chamaemyiidae) así como crisopas (Chrysopidae).  Una planta bien contralada por los parasitoides puede servirnos para inocular otras plantas más infectadas mediante traslocación de algunas de sus ramas portadoras de ninfas de cochinilla parasitadas.

  Control biológico inoculativo. Consiste en hacer sueltas de insectos de manera puntual para reforzar la acción de la fauna auxiliar autóctona.  El listado de insectos posibles está limitado por la producción comercial de las grandes biofábricas que los producen para el control biológico de pseudococcidos en cultivos agrícolas. Hay que decir que están seleccionados por su eficacia aunque el resultado variará dependiendo de la zona climática, los niveles de plaga y los cuidados culturales que les prestemos.  Los más importantes son:

  •  Anagyrus pseudococci, avispa de origen mediterráneo que vive exclusivamente de parasitar cochinillas de cuerpo blando con especial preferencia por el cotonet de los cítricos Planococcus citri.

  • Cryptolaemus monstrouzieri, mariquita coccidófaga que se alimenta de las distintas especies de cotonet tanto en estado adulto como larvario.

  • Chrysoperla carnea, es un  insecto que no debe faltar en las zonas verdes. Es autóctono y aparece de manera espontánea cuando dejan de usarse insecticidas. Es un insecto generalista cuyas larvas consume grandes cantidades de presas de igual o menor tamaño incluidas las ninfas de las cochinillas.

  • Otros insectos que pueden ayudar a controlar la plaga son las chinches antocóridas,depredadores generalistas,  como Anthocoris nemoralis muy utilizado para el control biológico de psilas y Orius laevigatus ampliamente usado en el control de las plagas de trips.

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