Control integrado de la cochinilla del carmín Dactylopius opuntiae en chumberas
Los rodales de chumbera (palera, nopal, penca) de nuestro paisaje agrícola están en jaque ante el devastador avance de la cochinilla del carmín (Dactylopius opuntiae), una plaga específica recientemente incorporada a nuestro catálogo ibérico de invasiones biológicas procedente de Sudamérica.
Nos han llamado numerosos particulares y algunos ayuntamientos de la costa almeriense y murciana desbordados por las quejas vecinales para saber si existe algún método eficaz de lucha que consiga controlar su avance y que cumpla con la actual normativa sobre el uso sostenible de fitosanitarios en zonas verdes. La rápida expansión de esta plaga se debe a la cantidad de chumberas que ya no se cuidan como consecuencia del abandono generalizado que sufre el campo. En su día, sirvieron como sistema natural de defensa frente a los procesos erosivos o como alimento forrajero para el ganado. Al igual que ocurre con las palmeras frente al ataque de picudo rojo, finalmente quedarán solo aquellas chumberas suficientemente valoradas por sus propietarios pues a partir de ahora, precisan de una mínimas labores de inspección y mantenimiento.
El control integrado de esta plaga no resulta fácil debido a la cubierta cérea hidrófoba que envuelve los plastones de cochinillas. Es una especie de borra algodonosa que impide el buen contacto de los caldos insecticidas. Es importante actuar de inmediato en el mismo momento que se detecta su presencia para actuar contra las fases larvarias móviles mucho más sensibles. A pequeña escala, un cepillado periódico de la superficie de las paletas con un cepillo mojado en jabón potásico es suficiente para tenerlas limpias.
Cuando el ataque está muy avanzado se origina un problema sanitario indirecto muy molesto para la población debido a los malos olores que se producen como consecuencia de la pudrición de las palas y a la proliferación de moscas y mosquitos asociados a este proceso de descomposición orgánica. No hay que confundir estas moscas con los diminutos machos propios de esta especie que en determinadas épocas también vuelan si bien son de color blanco claramente diferenciables.
Cuando la plaga está muy extendida, primero es recomendable eliminar todas las palas secas, podridas o con una superficie cubierta de algodón superior al 25 %. Este material, muy pesado, no debe bajo ningún concepto llevarse a vertedero pues dispersamos la plaga y trasladamos el problema a otro lugar. Se recomienda el enterrado en un lugar cercano.
Después podemos lavar con agua a presión pues gran parte se desprenderá y caerá al suelo. Esta especie de cochinilla no es polífaga como el cotonet o cochiilla algodonosa tan abundante en nuestros parques y jardines sino que necesita necesariamente parasitar necesariamente especies de opuntiáceas y/o nopaláceas. El tronco leñoso de la chumbera (pencón) no les resulta atractivo por lo que muchas de las hembras caidas al suelo moriran. Para el lavado de la melaza y de la fumagina (hongo asociado que lo pone todo negro) también puede resultar útil el uso de jabones naturales.
Una vez que hallamos eliminado gran parte de las poblaciones podemos aplicar un tratamiento químico utilizando un insecticida autorizado (clorpirifos, imidacloprid, parafina) ayudados por un mojante que facilite el contacto. Nosotros recomendamos el empleo de AZADIRACTINA (derivado del neem) por su baja toxicidad y su residuo cero. De esta manera, reducimos las poblaciones muy significativamente pero nunca de manera definitiva pues al ser tan prolífica siempre quedarán individiduos resistentes u ocultos donde no han podido llegar los fitosanitarios. Recientemente ha aparecido un nuevo producto completamente natural y ecológico a base de alginatos (derivados de las algas) que tiene una alta eficacia en el control de plagas de movilidad reducida. Actua en pocas horas como una trampa fisica pues después de aplicado, se seca dejando una película envolvente que las asfixia. Se llama AGRITRAP Y está revolucionando el control de ciertas plagas urbanas como las psilas, la mosca blanca o los pulgones.
Con las paleras limpias, llega el momento de confiar en el control biológico de manera que sean sus propios enemigos naturales los que se encarguen de regular de manera natural sus poblaciones. Sus enemigos naturales quedaron en el continente americano por lo que no pueden ayudarnos y debemos confiar en nuestra fauna auxiliar que a buen seguro la hay si bien todavía no tenemos estudios al respecto. En cambio, sí disponemos de enemigos naturales comercializados para el control de cochinillas en cultivos hortícolas y ornamentales que han demostrado ser muy eficaces en el control de coccidos. Se trata de la mariquita cryptolaemus montruozieri y las avispas parasitoides Angyrus pseudococci y Leptomastix algirica. Las sueltas de estos insectos beneficiosos en lucha biológica deben realizarse una vez a pasado el plazo de seguridad establecido para las materias insecticidas utilizadas previamente.